Utilizando datos biomecánicos y cardíacos, esta investigación busca detectar el Parkinson en etapas tempranas mediante una prueba que incluso podría integrarse como una funcionalidad de los relojes inteligentes.
Por María José Aragonés G. | Periodista Dirección General de Investigación, Innovación y Emprendimiento.
Más de 10 millones de personas sufren a nivel mundial de la enfermedad Parkinson (PD), cifra que se ha duplicado en los últimos 25 años según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta realidad es la que motiva el Fondecyt de Iniciación titulado: “Autonomic Dynamic Dysregulation Assessment in Parkinson’s Disease: From Prodromal to Severe Stages” del Dr. Patricio Arrué, académico del Departamento de Ingeniería Mecánica USM con PhD en Ingeniería Biomédica de la Universidad de Arizona.
La investigación comienza con el Sistema Nervioso Autónomo (SNA), responsable de regular muchas funciones involuntarias y vitales para el cuerpo, como controlar la frecuencia cardiaca, respirar, digerir, dilatación de las pupilas, entre muchas otras. Este sistema se ve afectado por el mal del Parkinson mucho antes de que aparezcan los conocidos «temblores», donde se suele diagnosticar. La presente investigación pretende cuantificar la desregulación del SNA siendo capaz de diagnosticar tempranamente el Parkinson, evitando tal nivel de degradación cerebral.
“Este proyecto tiene como objetivo desarrollar y validar una nueva prueba objetiva para la detección temprana del Parkinson, la que cuantifica la interconexión cardíaco-motora y la dinámica de la frecuencia cardíaca durante un ejercicio físico rápido para medir la desregulación autonómica”, explica el investigador.
El examen consistirá en un ejercicio rápido, sencillo, y físicamente poco demandante, mientras se registran datos biomecánicos y cardíacos: “Se utilizará un electrocardiograma y un giroscopio en los sujetos mientras realizan flexiones y extensiones rápidas y repetitivas del brazo durante 20 segundos. Se extraerá la frecuencia cardíaca y la función motora, ambas de forma dinámica, y se aplicarán métodos matemáticos y estadísticos, entre la que destaca la técnica de mapeo cruzado convergente (CCM) para cuantificar el grado de desregulación del sistema autónomo”.
Este nuevo test resulta especialmente relevante para esta enfermedad que se caracteriza por la degeneración progresiva de las neuronas dopaminérgicas, ya que cuando se manifiestan los primeros temblores, aproximadamente el 50% de estas neuronas ya han muerto. En cambio, esta prueba podría detectar el deterioro neuronal en etapas mucho más tempranas, cuando la pérdida de estas neuronas se sitúa entre un 10% y un 20%, lo que abre la puerta a intervenciones preventivas y mejorando exponencialmente los efectos que tendrían las terapias, tratamientos y rehabilitaciones. “Esto mejora sustancialmente la calidad de vida que podrían llevar estos pacientes, y a eso apunta el futuro de la medicina: lograr predecir la enfermedad sin tener síntomas severos”, puntualiza el académico.
La popularización de los relojes inteligentes permite proyectar este trabajo, según explica el profesor, ya que se podría contar con una aplicación que, por medio de sensores mejorados, pueda tomar esta información y “prediagnosticarse en casa”.